Cristo de El Pardo

Auspiciado por la monarquía, como no podía ser de otra manera en El Pardo, y situado en un lugar preminente, se encuentra el convento de Nuestra Señora de los Ángeles, más conocido como Cristo de El Pardo.

Se debe a Felipe III, su fundación en 1.612. La fisonomía de la iglesia es del siglo XVII. En su interior, en una capilla lateral se encuentra el Cristo de El Pardo, talla en madera encargada por Felipe III por el nacimiento de su heredero, obra del maestro de la escultura Gregorio Fernández. Un gran lienzo de Francisco Rizzi corona el altar. Otras obras existentes en el interior pertenecen a Lucas Jordan y Bartolomé González entre otros.

Cristo de El Pardo, obra de Gregorio FernándezCristo de El Pardo

En el Cristo de El Pardo encontramos dos facetas tan interesantes como imprescindibles entender para conocer la imagen. Por un lado, la obra artística y, por otro lado, la figura religiosa de devoción.

La talla de Gregorio Fernández

«El cuerpo lo hice yo, mas la cabeza la hizo el mismo Dios» fueron las palabras del vallisoletano Gregorio Fernández cuando finalizó la talla en madera del Cristo de El Pardo. Y no es para menos, desde el punto de vista artístico, la obra está considerada como una auténtica joya, llegando a ser considerada por algunos, como la mejor talla en madera de un Cristo yacente en el mundo.

Felipe III encargóla talla del Cristo como ofrenda por el nacimiento de su primer hijo varón (más tarde Felipe IV) el Viernes Santo de 1.605. La imagen de Gregorio Fernández sería donada en 1.615 al convento, donde tomaría el nombre de Cristo de El Pardo.

El Cristo de devoción

Desde Felipe III, la imagen del Cristo de El Pardo ha atraído a monarcas y plebeyos, a nobles, y personajes célebres, pero sobretodo, a la gente por encima de ninguna condición. Ante él se han arrodillado reyes, jefes de gobierno, altas personalidades y humildes servidores.

Al Cristo de El Pardo se le atribuyen varios milagros.

El milagro del arriero tuvo lugar en el siglo XVIII cuando un arriero solicitó confesión al fraile José de Espinosa, después de 20 años sin hacerlo. El Padre, estimó que aquel no era el momento oportuno para la confesión, ya que ésta debería prepararse. Pero, al acercarse al Cristo de El Pardo, vio que este le daba la espalda y entendió que debía ir rápidamente a confesar al arriero. Finalmente, le alcanzó en el camino que baja al pueblo de El Pardo, y en dicho lugar se colocó una piedra para conmemorar el milagro.

Procesión del Cristo de El PardoEntre los milagros figura el obrado con la reina doña María Ana Palatina, que mandó la cortasen el pelo para que se colgara en la capilla del Santísimo Cristo, en reconocimiento de haber recobrado la salud desde que se encomendó a Él con gran fe, en una grandísima enfermedad que padeció en el mes de agosto del año 1.696.

Procesión

El Cristo de El Pardo, imagen venerada por el pueblo de El Pardo y visitantes, sale cada Viernes Santo en procesión. Escoltado por la Guardia Real, baja del convento al pueblo de El Pardo, donde recorre las calles en compañía de la Virgen Dolorosa y el Nazareno.

Avatares históricos

La imagen del Cristo de El Pardo hubo que abandonar su capilla durante la guerra contra los franceses, siendo escondida por los vecinos de El Pardo y, también, durante la Guerra Civil en la que fue trasladada a varias ubicaciones para preservarla, como el museo del Prado, Jesús de Medinaceli, San Francisco El Grande y el Palacio Real.

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